LOS DISCOS DEL DESTIERRO
LOS DISCOS DEL DESTIERRO
Aviso para oyentes
La discoteca aquí seleccionada podría aparecer fácilmente en cualquier recopilación tipo los 100 mejores discos del Rock, Blues o el Jazz, por ejemplo. Ríos de tinta se han vertido en su críticas, por algo son obras maestras intrínsecas y que todo buen aficionado debería escuchar, fuera de prejuicios estilísticos. La razón de ser de este Top 5 personal es puramente emocional, pues son los álbumes que me han acompañado en mi periplo por tierras tunecinas. Como no podría ser de otra manera empezaré por el viejo Miles, al que se debe el nombre de este blog, A night in Tunisia. El tema no es suyo, sino de Dizzy Gillespie, pero es la versión que el visionario trompetista arregló la que ha inspirado toda esta historia.
KIND OF BLUE. Miles Davis
Una de las piezas más logradas del Miles Davis post Bop, especie de protofusión que presenta las grandes líneas de lo que está por llegar, pero que aquí es eso, un embrión. Hablamos de los años 60. Jazz que juguetea con el Blues, pero también con el flamenco -Sketches from Spain-. ¿Cuántas veces habrás escuchado este disco Jorge Pardo, saxofonista de Paco de Lucía? Música de tintes claramente nocturnos, de atmósferas cargadas e íntimas, de película de Scorsese. El trío rítmico perfecto, piano, batería y contrabajo da forma al telón sobre el que el trompetista esboza frases breves, rellena los silencios con un sentimiento que no puede ser más Cool, pero que queda bastante lejos de los virtuosismos de su época anterior y que anticipa el camino del silencio.
TRANSFORMER. Lou Reed
La víspera antes de que Paco dejase el país nos corrimos una buena juerga regadísima en alcohol. El día siguiente, con una resaca que tiraba para atrás partí para Sfax. Puse este disco en el estéreo del coche en memoria de mi amigo, aquel que me trajo a estas tierras y con el que compartí los mejores y los peores momentos. Me vinieron a la memoria las ‘soirées infames’ en casa del japonés. En aquellas fiestas ‘Vicious’ sonaba a todo volumen. - Que te la chupen- le decía Paco a Mike, que se había bebido el solo tres cuartos de la botella de whisky. Sí, tienes razón tío, mamadita es lo mejor… Como los personajes de ‘Walking on the wild side’, al límite, vivos y salvajes.
EL BLUES DE LA FRONTERA. Pata Negra
Rafaelillo y Raimundo se pagaban las copas tocando la guitarra por las tabernas de Sevilla cuando apenas eran unos mocosos. Hasta aquí nada original en estos dos gitanos criados en las 3.000 viviendas. Lo paradójico del asunto es que los Amador habían mamado del flamenco tanto como de Jimi Hendrix, del jazz y del blues. Y todo esta mezcla terminó por catalizar, y de que manera, en su disco más redondo. De unas bulerías se pasan al rock gitano, al swing y al blues que da título al disco, el del mestizaje, el que bordea un estilo y otro para fusionarse y no ahogarse en la mezcla. Canciones para el jolgorio, ‘Bodas de sangre’, ‘Camarón’, para la copa y el cigarro, ‘Pasa la vida’ ‘Yo me quedo en Sevilla’… Que lejos que queda la capital hispalense desde Túnez.
LONDON CALLING. The Clash
Joe Strummer, que en paz descanse, era hijo de diplomático pero no tenía pelos en la lengua. Londres llamaba desde los suburbios a la rebelión y a la revolución a finales de los 70. Menos irreverentes y más preparados que los Pistols, los Clash son punk hasta la médula; reflexión social ‘Death of Glory’, anticapitalismo ‘Koka Kola’, rabia juvenil ‘Rudie cant fail’ No por ello renuncian a la juerga y añaden aires jamaicanos a su música, ‘Jimmy Jazz’, ‘Revolution Rock’… Sin olvidar a la encantadora ‘Spanish Bombs’ homenaje a los caídos en la Guerra Civil. Un soporte festivo para un mensaje político. Justo lo que le falta a este país, crítica y alegría.
TALKING TIMBUKTU. Ali Farka Touré & Ry Cooder
El recientemente fallecido Alí Farka Touré decía que ‘un negro americano no debe sentirse extranjero en África, porque ésta es su tierra natal, su cultura y sus raíces son de aquí’. Ry Cooder no es que sea negro, pero forma parte de esa primera generación de guitarristas blancos que, influenciados por Robert Johnson, Muddy Waters o Elmore James, tocan blues como si hubiesen nacido en el delta del Mississipi o del río Níger como en el caso de maleño Ali Farka. O de como dos tradiciones musicales separadas por un océano pueden parecerse como dos gotas de agua.